Llegamos en auto desde Ann Arbor a Toronto, me dió realmente una buena impresión la llegada al hotel, por fuera algo antiguo, por dentro aireado e iluminado, tanto sus nuevas instalaciones como el hall de entrada daban una sensación de frescura. En el lobby había café y en la parte de atrás estaba el restaurante Freshii.  Freshii es un restaurante vegano y vegetariano con opciones de batidos, smothies, cereales y frutas secas para desayunar, así como burritos y sopas, comidas super saludables y energizantes para el almuerzo. El servicio de desayuno del hotel era allí.

Contaba con estacionamiento propio en la parte trasera, en el cual  pudimos dejar el auto.

La habitación estuvo impecable, tenía wifi incluido, dos camas queen y un baño super moderno. El hotel está super bien ubicado, a 4 cuadras del Dundas Square y del shopping subterráneo más grande que haya visto.

 

 

 

El que va a Toronto no puede dejar de conocer esa calle, ahí comimos en Milestones, en la terraza con vistas al Dundas Square, también hay varias salas de cine, bares y restaurantes para todos los gustos. Toronto es famosa por ser una ciudad muy segura, realmente lo comprobamos porque si bien todo se cierra muy temprano en invierno, excepto los viernes, pudimos caminar recorriendo la ciudad a altas horas de la noche por barrios que no conocíamos, sin inconvenientes.

Otro lugar imperdible es el Distillery District donde estuvimos cenando en varias oportunidades, allí comimos en una Trattoria italiana, conocimos a los propietarios, la esposa atendía las mesas y el marido era el chef, comí unos spaguettis a la Vongole, una delicia.

También estuvimos cenando comida mexicana, en el Catrín Destilería, un restaurante temático que me cautivo por sus platos y lo divertida de la noche mexicana.

 

La historia de este lugar

Antiguamente, el lugar en que hoy es el Distillery District abrigaba la destilería Gooderham and Worts (aún se observan placas de la época), una destilería que fue muy importante para el crecimiento económico de Toronto, convirtiéndose en la mayor destilería del mundo.

El establecimiento dejó de funcionar después de 153 años produciendo bebidas alcohólicas, principalmente whisky y ron. De ahí, un pequeño grupo de inversores tuvo la idea de transformar el lugar abandonado en algo diferente.

La idea de crear un lugar que inspirara a las personas, con nuevos proyectos y nuevas formas de vivir y trabajar. Todo ello preservando el estilo arquitectónico industrial victoriano de la antigua destilería. Hoy se sitúan más de 40 edificios con locales, se colocaron varias obras de arte admirables, el famoso corazón donde los visitantes pueden sacarse una foto, o la palabra LOVE enmarcada con candados.

Si uno es amante de la gastronomía y las delicatessen no dejen de visitar el mercado de St. Lawrence, un mercado con una oferta impresionante de jamones, quesos, vinos, mostazas, delicatessen, pastas, mariscos, carnes, dulces, frutas y verduras en su mayoría orgánicos, helados, panes y hasta lugares para sentarse y degustar estas delicias de calidad y presentación.

Por último no dejen de subir a la CN Tower, o torre Nacional de Canadá, cuenta con un observatorio ubicado a los 447 mts, siendo esta la tercera más alta del mundo, también es considerada como una de las Siete Maravillas del Mundo moderno por parte de la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles.