Hermosa casona aireada y fresca, se destaca por su verde jardín, pequeño gazebo de paja en el centro del mismo con un bar y una brillante pileta. Si bien fui hace ya unos cuantos años atrás, el clima fresco se prestó para disfrutar de la naturaleza, disfruté del desayuno al aire libre y mucho más tarde de una riquísima cena que muy amablemente nos sirvieron.

Habitaciones muy distintas entre sí, con detalles diferentes cada una, destacándose el hecho de estar sumamente prolijo todo.

Nos recibió la propietaria Paola, que con mucho esmero se preocupa por cada detalle.